No muere la vida
No asesinéis la luz, que es vano intento parar su pulso leve y enterrarla:
Por más que la cubráis con vuestra noche, el alba volverá a resucitarla.
Podréis segar estrellas mientras duermen, dejar el cielo a oscuras y sin lámparas, podréis arrebatar el sueño al sueño, mas no podéis matar la madrugada.
No disparéis al viento, porque el viento no es blanco que destruyan vuestras balas; le abrís hoy una herida, sin embargo la herida que hoy abrís cierra mañana.
Hacéis caer del árbol de la vida los frutos que la vida maduraba, sin ver que se convierten en semilla que vuelve a retoñar como esperanza.
Queréis desarbolar un pensamiento nacido del amor y de la fragua y no sabéis que el alma de los pobres hará crecer de nuevo tronco y ramas.
No asesinéis la luz, porque es locura llevarla al paredón y fusilarla:
Las balas que hoy desangran la justicia un día han de llorar ajusticiadas.
!Que no vence el fusil de los más fuertes, que vence la verdad crucificada!
Por más que la clavéis contra el olvido, el tiempo ha de venir a rescatarla.
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